martes, 28 de agosto de 2018

5 películas sobre yonkis, delincuencia y aislamiento.

Por Mariano Alvarez

Siguiendo el hilo de lo que llamamos Alexander Trocchi: el primer Yonki, vuelven nuevamente esas descripciones visuales con detalles y sinsentidos, tan despropiadas de condicionamientos y contenido que solo nosotros cerramos el círculo del significado. 

Las primeras piezas sobre estas temáticas crudas fueron rechazadas por los medios de comunicación y prohibidas siendo consideradas, cuando no apologéticas, pornográficas. Sin embargo, la cultura capitalista del hiperconsumo transformó lo deforme, dándole forma de mercancía. Así es que en carácter de míticas aparecen estas producciones culturales que desde un mainstream abarcador nos las pusieron en alguna pantalla.

Los videos son trailers. Hacer click en los enlaces que están debajo de éstos para ver las películas. 




I´ll be a Good Boy (1995)

Uno de los primeros films de Leonardo DiCaprio que demostraron su talento en la pantalla grande. Inspirada en la vida de Jim Carrol, la película muestra el cambio del personaje de principio a fin. Su comienzo en el mundo de las drogas como un pasatiempo y, por último, la importancia que la adicción toma en él, llevándolo a violar la ley y ofrecer su cuerpo para seguir consumiendo. 


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Drugstore Cowboy (1989)

Las películas de Gus Van Sant suelen tener un estilo muy particular y esta no es queda atrás. Una historia protagonizada por Matt Dillon, como un adicto y delincuente que decide dejar de lado el consumo y empezar nuevamente desde cero alejándose de su círculo. Sin embargo, a poco de tomar esta decisión, sus propios compradores comienzan a aparecerse en su nueva rutina sembrando la amenaza y trayendo su pasado a su presente. 






Requiem for a Dream (2000)

Si hay alguien que pudo representar de gran manera la expresión interna de cada una de las sensaciones fue Aronofsky, con este film. La historia transita diferentes etapas en las vidas de cuatro personajes, que tratan de hacer lo mejor en su vida, pero que terminan cayendo poco a poco en las drogas como escape. Protagonizada por Jared LetoJennifer Connelly y Marlon Wayans.







Naked Lunch

William Lee (Peter Weller, interpretando al propio Burroughs) es un exterminador de insectos que ha dejado atrás las drogas y la mala vida. Pero se encuentra con que su esposa (Judy Davis) se ha convertido en adicta al polvillo con el que su marido mata a las cucarachas



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Trainspotting (1996)

Una de las películas de culto si hablamos de personajes que tienen problemas con la adicción e historias que reflejan el estilo escocés en el cine de la mejor forma. Un viaje sensorial basado en la novela del autor Irvine Welsh sobre cómo las drogas llevan la vida de cinco amigos al límite y se vuelve una visión de la juventud sumergida en las adicciones como parte de su actitud rebelde frente a la sociedad en la que viven. 






domingo, 26 de agosto de 2018

Alexander Trocchi: El primer yonki.

Sobre la imagen heroinómana, partiendo del novelista Alexander Trocchi. 

Por  Mariano Alvarez

A veces quiero declarar con mis propias palabras cómo es que veo detalladamente lo que me rodea... quiero escribir esa descripción, sin filtro del pensamientos, un tipo de escritura espontánea... retratar el momento mismo con el peso de lo cotidiano y del cuerpo penetrado por el tiempo incoloro pero grisaseo por las aburridas repeticiones del día a día. El ejercicio de monopolizar el detalle sin el filtro del condicionamiento definitivamente no es fácil.

Ese tipo de descripción cotidiana de encierro, es el que puede hacer un yonki mientras mantiene pegada su quieta cabeza al azulejo de la pared de un baño. Esto puede verse también en películas como Trainspotting en donde un bebé muerto no es mas que un contenido que describe el ambiente pero que no tiene un significado mas que estético. 


El Yonki es un adicto a las drogas, las mas pesadas, a la heroína en este caso, y no es casualidad que la descripción sea detallista si vemos que el efecto de aislamiento de esa droga no es solamente por parte de la sociedad hacia el heroinómano sino que, como en el ejercicio recíproco que hace un espejo, también es a la inversa. 

Alexander Trocchi, un yonki novelista beat escoses, en su autobiografía novelada bajo el título El libro de Caín (1960) escribía "Bajo los efectos de la heroína, la conciencia no percibe las cosas del modo habitual; solo eres consciente de los contenidos (...)  la percepción se interioriza, los parpados caen, la sangre es consciente de si misma"La vida del yonki se ve solitaria e individualista casi tanto como la de un existencialista sobrio.



Alexander Trocchi

Su amoralidad es la moralidad, y una de las premisas es mirar con dudas a esta sociedad individualista, pues no cree que ella le pertenezca, ni que aporte a su obsesión. El yonki está al margen de la sociedad tanto por la ilegalidad de la droga y su estilo de vida como por sus efectos aislantes, y el alto coste emocional que paga (sin familias ni lazos de confianza) refuerza su rol de solitario nihilista, si es que existen nihilistas no solitarios. 

Retomando mi habilidad fallida, esa que le envidio al Trocchi, la descripción que los sentidos facilitan al inyectarse heroína confirma la evaporación de los problemas y la pesadez de la existencia. Es decir, una vez mapeado por la heroína, el cerebro ya no tiene condicionamientos. Por eso es que Trocchi agrega "Esa es una de las virtudes de la droga: vacía toda cuestión de angustias, las lleva a otra región, una región teórica, indolora, una región lúdica, sorprendente, fértil y amoral. Ya no estas grotescamente implicado en llegar a ser. Simplemente eres". 


La subcultura de la heroína de algún modo refleja la máxima expresión del individualismo del siglo XX. Lo mas importante es la necesidad de consumir heroína que tiene cada individuo, por eso es que se aceptan los robos y traiciones que genera esta necesidad. Las relaciones son sólo de conveniencia, pues nadie espera amabilidad. Sin embargo es conocido que Lyn, la mujer de Trocchi, se prostituía en las esquinas de rojos ladrillos del Lower East Side, un barrio hipster de Nueva York, para financiar la heroína que ambos consumirían.




Lower East Side (New York), años 60



Video del Lower East Side (barrio hipster de NY)

El nihilismo de mitad de siglo XX, producto del fin de la guerra, puso en escena a muchos artistas nihilistas con sus obras. Muchos relataban la historia de un protagonista que a la vez era la historia de un antihéroe con las características propias del hombre de aquel entonces,  seguramente un personaje cínico y carente de fé como es el caso de Rick Blaine en Casablanca, Anoine Roquentin en La Nausea de Jean Paul Sartre y Joe Taylor en El jóven Adán del mismo Alexander Trocchi. 

Todas las subculturas representan el ruido frente al sonido, son la interferencia en una secuencia ordenada, el detalle inesperado en el sistema de tuercas de un reloj, sin embargo, la subcultura yonki, al contrario de otras como los punks que desarrollaron el aspecto estilístico y lograron conquistar los medios de comunicación con su estética, se aislaba a la vez que era marginada y mal vista por los medios de comunicación, y todo lo que represente la "buena moral" (término extraño que nunca había usado) de una cultura hegemónica que ya sabe previamente la forma que espera de la ciudadanía. 

Muchas subculturas fueron integradas a la cultura hegemónica porque se produce una conversión de los signos subculturales en mercancía, y porque los grupos dominantes logran etiquetarla y redefinirla. Pero ante el primer signo subcultural, dice Dick Hebdige, aparecen dos estrategias para afrontar esa amenaza. Por un lado, negando la Otredad domesticándola, y por otro, que "el Otro sea transformado en algo exótico y carente de sentido" reduciéndolo a lo que Barthes se refería como "puro objeto, un espectáculo, un clown". Este es el caso de los Hooligans del fútbol inglés, ubicados en "los límites de la decadencia común". 

No es casualidad entonces que más allá de que en América latina El libro de Caín tuvo buena crítica, en Estados Unidos y Europa fue prohibido debido a la producción cultural* de la prensa, con quien obviamente Trocchi no tendrá el feeling tradicional artista-prensa. Es necesario agregar aquí que todo colapsaría cuando Alexander Trocchi se inyectó en cámara durante un debate televisivo en vivo sobre el abuso de drogas, ya que se encontraba en libertad bajo fianza por estar acusado de suministrar heroína a un menor. Cuando todo indicaba que Trocchi finalmente terminaría tras rejas aunque con la ayuda de amigos como el escritor, novelista y periodista Norman Mailer, pudo huir a Canadá, en donde el poeta Irving Layton le dió refugio en Montreal.

Hoy en día la estética de la vida y la visión del yonki expresada en series, películas y novelas es aceptada a la vista y forman parte de la producción cultural ya devenida en mercancía. El libro de Caín, que juega el papel de una autobiografía de Trocchi, sin duda fue el inicio del proceso de naturalización de esas representaciones en el mainstream del entretenimiento. Como en toda ruptura alguien debió pagar el precio de los platos rotos.


*Concepto que representa las creaciones de la cultura que incluye las provenientes de los medios de comunicación, que principalmente juegan el rol de la reproducción de los valores y significados de la cultura dominante. Se puede ampliar con Raymond Williams en Sociología de la cultura.

- Historia Alternativa del Siglo XX. John Higgs. 2016
- Subcultura. El significado del estilo. Dick Hebdige. 1979
- El nacimiento de una contracultura. Theodore Roszak. 1970 

sábado, 18 de agosto de 2018

10 películas sobre subculturas

Selección de películas referidas a las subculturas punk, skinhead y mod.


Las miradas que se posan sobre las subculturas* no provienen solo de libros y artículos. Con el mismo interés acerca de la estética y la época, la industria cinematográfica, tanto desde la modalidad Do It Yourself o mismo desde el indestructible mainstream como el caso de Los Punks, We are all we have de Netflix, cocina y no se deja de cocinar películas y documentales acerca de las subculturas del siglo XX.

Las tres subculturas por las que pasaremos aquí tienen cosas en común. Son inglesas, están conformada principalmente por hijos de obreros disconformes frente a lo que los rodea de la vida cotidiana, y se las relacionan con un origen que tiene vínculos con la cultura negra de inmigrantes antillanos en Inglaterra*.


Sex Pistols

Las subculturas, como submundos de estética y significados propios, nacen luego de la segunda guerra mundial y sus presencias no hacen mas que confirmar el fracaso del consenso durante la posguerra. Para ampliar nuestra visión frente a las primeras subculturas aquí les queda una pequeña reseña de las mismas y links de películas, trailers o documentales, algunas cuya versiones no se encuentran en español ni subtituladas.




La subcultura MOD es la primera en surgir de las tres que aquí veremos. Identificados con el jazz moderno o modern jazz (de alli proviene su nombre), eran jóvenes con un alto grado de consumo dentro del mercado tradicional y por ende quienes mas resignificaron esos objetos. Fue conocida en la prensa debido a sus enfrentamientos violentos con los rockers.*



Quadrophenia (1979)
Película referente de la subcultura mod. Aquí hay una escena y el trailer. La película se puede alquilar en el servicio de youtube películas.








A partir de 1966 el mod se divide entre aquellos que estaban interesados en la moda fervientemente y el "hard mod" quienes se sentían representados con la clase obrera tradicional inglesa, usaban botas pesadas y pelo corto, escuchaban ska, rocksteady y reggae. De aqui surgirá el SKINHEAD, quien a diferencia del mod, asumirá el rol del lumpen. Se ha discutido su origen ambiguo debido a que erróneamente se los ha tildado de racistas.



UK/DK: A Film About Punks and Skinheads SKIN (1979): Entrevistas a bandas como The Exploited, The Adicts y Vice Squad.




Made in Britain (1982)







El origen del Skinhead (Documental de BBC)






Pariah (1998)




Otra subcultura cuyo origen es ambiguo es el PUNK. Elegida como el ícono de las subculturas, el punk persiste en sus versiones aggiornadas y desvirtuadas por los tintes del presente. El punk reprodujo la historia de la indumentaria de la clases medias de posguerra en forma de collage.


24 Hour Party People (2002) 




NY77 the coolest years in hell (2007)




Exdrummer





Another state of mind




Fresh Fruit For Rotting Eyeballs (Dead Kennedys Documentary)




* Concepto crítico. Artículo relacionado ¿Los Hijos de Marshall? y El Siglo relativo
* Subcultura. El significado del estilo. Dick Hebdige.
* Artículo relacionado MOD ¿Los Hijos de Marshall?

martes, 14 de agosto de 2018

Lavado de estampillas: Noches de collages y delincuencia

Entendiendo las subculturas. Las tensiones entre grupos dominantes y dominados pueden verse reflejadas en la superficies de las subculturas en donde los objetos cotidianos son resignificados.


Pequeño relato ficticio de un personaje ficticio recreado por @simonssi


Debo confesar... Delinquí.

De chico buscaba todo tipo de excusas para generar lazos y relaciones de esas que la distancia siempre pretende sucumbir. La era no era la de las redes sociales ni mucho menos de los chats espontáneos, quizás el mail ayudaba un poco... al menos a quienes tenían internet en su casa, cuyo caso no era el mío.

La carta, para esas épocas, fue mi punto de encuentro para rostros desconocidos. Allí le ponía voz a las palabras que leía... a cada expresión tipográfica le ponía una voz imaginaria pues los voice notes de whatsapp no estaban ni a una década de cercanía.

No hay dudas de que lo que quiero decir es que en ese punto el correo era el creador de toda la magia en nuestras vidas... los sobres escupían fuerte los olores que llegaban con material de todo tipo... discos vinilos, cassetes, cds y fanzines nacionales e internacionales desfilaban por la mesa del comedor de la casa de mi vieja. El olor a impreso generó en mi mente un ancla que sólo me conduce hacia recuerdos de felicidad... casi como un yonki aspiraba placenteramente un disco de vinilo o fanzines de Brasil o EEUU.

Para quienes jugabamos este rol de recolectores y, al mismo tiempo, creadores de un mundo mas chico, nos fue común resignificar el valor del correo al calor del desarrollo de nuevas relaciones sociales en papel... así fue que la exportación e importación minorista de material independiente me llevó a delinquir.

Sin mas introducción ni miramientos, declaro que en esa época delinquí. Si... delinquí y lo hice con el afán de ensanchar la comunicación achicando las distancias del mundo.
Delinquí y no paré de hacerlo mientras pude.

La delincuencia puede tener diferentes objetivos. En esto recuerdo siempre el ejemplo del anarquista ácrata, el que robaba en grandes joyerías y tiendas de ropa cara y elegante. Su objetivo era financiar el movimiento publicando libros, panfletos, realizando acciones directas y otras actividades propias del que decide darlo todo por la utopía. Lo que diferencia la delincuencia de éste último con la de cualquier otro ladrón es el motivo... por un lado el ideológico y por otro el obtener mas, el aburguesamiento si es que existe ese término.

Delinquí y de manera parecida al ácrata me hice experto en robarle a un grande... el correo.

Lo hice pura y exclusivamente para llegar a mis obsesiones de larga distancia... ciudades, provincias, países y continentes fueron recorridos por sobres con mi letra y con estampillas reutilizadas.





No lavaba dinero... lavaba estampillas. Con la precisión de alguien que desmantela una bomba y la mentalidad de quien confía en que el reciclaje podría salvar al mundo, me quedaba por las noches en la cocina de mi casa a llevar a cabo un laboratorio cuyos movimientos y elementos se unieran para lograr que esa estampilla que me llegaba pueda ser despegada del sobre y ese sello de correo que daba muerte súbita a la estampilla sea borrado. Así es que resucité centenares de estampillas que usaba una y otra vez.

Como una especie de resistencia contra el monopolio de la comunicación a larga distancia que el correo diseñaba contra todos nosotros, esta práctica que se hizo conocida entre quienes pertenecíamos a esta subcultura comunicacional se complementaba con el envío de la estampillas dentro de los sobres al momento de las respuestas. Es decir que las estampillas de los sobres que me llegaban las devolvía cuando les respondia, y también sucedía a la inversa. Asi es que muchas estampillas se compraban una sola vez y se usaban mas de cinco veces seguro.

Esas noches solitarias por la ilegalidad del hecho, en la que la taza chorreada de café era la única testigo del ilícito, y el silencio tenso ayudaba a que se pueda desmantelar rapidamente el laboratorio en caso de que alguien interrumpiera su sueño para ir al baño, eran sencillamente interminables y productivas. Estudiaba, diseñaba fanzines, collage, dibujaba, cortaba y pegaba. Desde aquí no hay dudas de que eran noches de collages y delincuencia, al menos para alguien acomodado en la cocina de una familia típica de la clase media.


Dos fueron siempre los pasos a seguir:


1) Despegar la estampilla del sobre: Con dos hornallas encendidas lograba que a cien grados el agua de la pava llegue a su punto de ebullición y que, como un genio saliendo de la lámpara, el vapor ayudara a lograr el paso mas dificil, que por su naturaleza no siempre era exitoso si la práctica no era frecuente. No está en mi recuerdo pensar en el fraude, se actuaba por las causas y no por las posibles consecuencias. Nunca supe por qué encendía la otra hornalla.


2) Quitar el sello del correo de la estampilla: Había dos formas de hacerlo. Por un lado, dejando la estampilla en agua tibia con lavandina. Luego de ser removida la tinta del sello con un trapo o con la punta del pulgar, la estampilla quedaba algo gastada y débil, es por eso que no era lo conveniente. La opción mas saludable era desplegar una capa de boligoma sobre las estampillas y al momento en que llegaba de retorno solo había que friccionar con el pulgar y entonces las bolitas de pegamento se iban con el sello dejando sana y salva a nuestra pieza a defender. 



Desde las profundidades.
Anónimo.


La pertenencia a esta y otras subculturas incluye resignificar cosas de la vida cotidiana dándole un valor propio. Son transformaciones que reflejan lo "contra natura" de los submundos que se entretejen en lo profundo de la cultura hegemónica y que proveen la posibilidad de interrumpir el proceso de normalización al menos por momentos.

domingo, 12 de agosto de 2018

El siglo relativo.

Relatividad, posmodernismo y contracultura.


Bajo el manto de lo relativo el siglo xx da vida a los cuestionamientos y las rupturas radicales de los grandes relatos y la cultura hegemónica.


Por @simonssi

Fue en diciembre de 1999 cuando el mundo se alistaba, un poco timorato y otro poco esperanzado, para despedir el siglo XX y pasar a un nuevo siglo quizás mas "pacífico" que el conocido siglo de los extremos*. Sin embargo el observatorio real de Greenwich ubicado en Londres aguó la fiesta irrumpiendo en el entusiasmo del público. Dijo que el siglo terminaba el día 31 de diciembre del año 2000, o sea que aún faltaba un año para la celebración. Todos se quedaron paralizados, atónitos y enmudecidos, sorprendidos y shockeados... pero solo por unos segundos, porque el mundo siguió organizando su despedida de siglo como si nada hubiera ocurrido y dotando al observatorio de una nueva característica: la de ser pedante. 

¿Por qué el observatorio creyó que el mundo le haría caso? La respuesta es que algo similar había ocurrido al caducar el siglo XIX, ya que había anunciado que los festejos de fin de siglo debían ser el 31 de diciembre de 1900 y todos así lo hicieron, tal como lo había planteado la ciencia. Es mas, resulta casi religioso creer en que el siglo XX no empezó hasta que los relojes de ese edificio lo declararon así, ya que la calibración de esos relojes estaba basada en la posición de las estrella que tenía encima. Así de determinante fue el observatorio y la idea de tiempo que impuso.


Y ahora la pregunta sería ¿Cómo es que el observatorio pasó de ser el ónfalo del siglo XIX a algo pedante en el siglo XX? John Higgs en su libro sobre cultura Historia Alternativa del siglo XX utiliza el termino ónfalo* para referirse a como era visto el observatorio real de Greenwich. Los ónfalos han existido en las civilizaciones de todos los tiempos. Éstos representan el centro del mundo para esas civilizaciones. Desde allí es que todo se define. Desde allí es que todo se explica. Por ejemplo, para los antiguos el ónfalo era Roma. Para el siglo XIX la monarquía, la iglesia, el imperio y la ciencia (Newton) configuraban los criterios de verdad de ese mundo, como si fueran los diseñadores de un marco de referencia para pensarlo absolutamente todo.

Sin embargo ni los cálculos de la ciencia, ni las predicciones de H. G. Wells pudieron ver venir la destrucción del ónfalo decimonónico a partir de la teoría de la relatividad de Albert Einstein, ésta destruiría por completo la forma de pensar el tiempo y el espacio, rompería los antiguos marcos de referencias y teñía de duda todo lo dicho anteriormente. Y como si el mundo y la historia se sintiera cómoda con eso, la relatividad destruyó la idea de imposición dejando la interpretación o el punto de vista como la forma de ver las cosas.








El impacto de Einstein durante la posguerra se dio al mismo tiempo que la irrupción de los artistas modernistas como si fuera cosa a tomarse enserio aquel pensamiento que dice que las ideas son hijas de una época. Para John Higgs resulta coherente hablar de un salto que se da al mismo tiempo aunque uno independientemente del otro. La persistencia de la memoria de Salvador Dalí hecha en 1931 puede ser un ejemplo del modo en que la nueva noción de tiempo influyó en la cultura modernista, sin embargo el autor desconoció la influencia de Einstein.

El relativismo rompió todo tipo de ónfalo incuestionable por dentro y por fuera de la ciencia, o quizás se candidateaba como uno nuevo pero disfrazado de libre interpretación. Develó que un ónfalo no era mas que una ficción creada, y así fue que se puso bajo la lupa muchos temas en cuestión. Desde aqui es que se puede entender lo pedante del observatorio de Greenwich en el siglo XX.


Lejos está aquí la pretensión forzada de hacer una relación de causa y efecto entre la relatividad y los años sesenta, o el posmodernismo. Para Higgs el primero a tenido cierta participación en todo lo que a siglo XX se refiere, pues la contracultura juvenil de los sesenta también había encontrado su propio ónfalo a derrivar... la cultura hegemónica, esa que se presenta natural ante nuestros ojos. Según Theodore Roszak se entiende por contracultura a "una cultura tan radicalmente desafiliada de los principios y valores fundamentales de nuestra sociedad" que para muchos termina siendo, en apariencia, una invasión bárbara. Los movimientos contraculturales de jóvenes de los sesenta cuestionaron los pilares mas importantes de la sociedad capitalista, desde el consumo a la guerra, desde la igualdad entre blancos y negros hasta la idea del aborto como un derecho, etc. El relativismo parece levantar la bandera de la experiencia por sobre la teoría científica.







Acompañando la ruptura de las ficciones impuestas, la irrupción y expansión del mercado de los medios masivos de comunicación ayudará a profundizar la relatividad de las visiones del mundo alimentando la necesidad de emancipación. El posmodernismo es el fin de los grandes relatos y de la mano de la variedad de información, la fragmentación de la realidad se potenciará desembocando todo en lo que Gianni Vattimo* denomina "liberación de las diferencias". Las minorías étnicas, sexuales, religiosas, culturales o estéticas como el punk* por ejemplo, toman la palabra para emprender una batalla cultural mostrando que no existe solo una forma de humanidad digna de realizarse, modifican el acontecer de la historia, haciendose reconocer al mismo tiempo. 

El siglo XX fue impredecible y no aceptó la estabilidad de ningún relato hegemónico. Si hoy el aborto y la homosexualidad dejaron de ser un tabú cubierto de polvo es porque la demanda social pudo romper algunos duros cascarones e indagar en las profundidades de la humanidad para llegar a nuevos y nuevos cascarones, como si se tratara todo esto de la destrucción de una mamushka gigante. 







* El historiador inglés Eric Hobsbawm llamó Extremes a su libro acerca del siglo xx corto. De este lado del mundo vaciaron de hipótesis el título de ese libro y hoy lo conocemos como Historia del siglo XX.
* Ver más información.
* El MOD es otra subcultura estética. Artículo relacionado: ¿Los hijos de Marshall?
* ¿Una sociedad transparente?

sábado, 4 de agosto de 2018

¿Los hijos de Marshall?

Entendiendo la subcultura mod y su consumo antihegemónico. 

Por @simonssi

Click aqui para Playlist de música mod para acompañar la lectura

Por no utilizar la palabra fulano, la del desgastado y desgraciado NN de todos los tiempos, traigo a la lectura al Juan Perez de Londres... un tal John Smith.

John está en la vereda de un bar nocturno y con un peine ajusta su pelo engominado en sentido oblicuo a la raya blanca que contrasta con su cabello pero no con el brillo que de éste se desprende. Necesita parecerse a un gansgter de Hollywood aunque su cara redonda con textura de acné adolescente lo delate formando mas la imagen de un George Mc Fly obrero y europeo. Esa es su única preocupación de momento ya que acabó de estacionar, junto al encharcado cordón de la vereda, una Vespa que se suma a la fila de otros scooters que indican que allí se ha marcado territorio.

A partir de ese momento comenzarán los tragos, la música, los bailes... se dará inicio al ritual semanal de la noche del sábado tan esperada luego de cinco días laborales de un adolescente de clase obrera que, luego de que George Marshall recuperó la economía inglesa, ya no necesita ayudar a sus padres a que la economía familiar no colapse a los diez dias de comenzado el mes, y se ve abocado a consumir todo aquello que configure y reafirme una tarjeta de identificación para la subcultura mod.


"La noche va a ser larga" mientras 
en su bolsillo derecho aprieta con esperanza 
algún speed que pudo comprar muy facilmente 
en el mercado negro de las anfetaminas.

La tarde ya había sido ajetreada por la compra de discos y todo aquello que lo haga parecerse a sus pares, desde sweaters y camisas entalladas y hechas a medida de marcas como Fred Perry, Penguin, Gabicci y otras, hasta una parka verde que lo aísla del frío viento nocturno londinenese de ida a algun club nocturno montando su motociclo, pasando por mocasines o zapatos Hush Puppies y pantalones Levi´s 501 también ajustados a gusto del consumidor por algún especialista en costura.

John sabe que lo que comenzará en minutos terminará el domingo entre las nueve y las diez de la mañana y en sus pensamientos dice "La noche va a ser larga" mientras en su bolsillo derecho aprieta con esperanza algún speed que pudo comprar muy facilmente en el mercado negro de las anfetaminas.





John es el prototipo de la estética mod de fines del cincuenta y buena parte de la década del sesenta en Londres, cuando se veía la necesidad de diferenciar entre quienes gustaban del jazz moderno (mod) y del estilo tradicional (Trad).

Descendientes o simplemente devotos del estilo italianos, los mods son, en apariencia, los dandis de la clase obrera. El estilo de vida al que aspiraban giraba en torno a clubes nocturnos y centros de ciudades que requerían una cierta exquisitez de indumentaria. Eran los elegantes adolescentes de Londres y sus alrededores que de algún modo parecía representar una amenaza para el viejo orden.

A pesar de esto, la realidad de la vida de John era un tanto menos glamurosa. Ganaba solo unas once libras a la semana porque de no tratarse de un trabajador semi-cualificadoado, se trataba de un oficinista que había abandonado la secundaria a los quince años. No obstante, el mod sabe que su posición relativamente baja puede paliarse ejerciendo un completo dominio sobre su propiedad privada mas preciada: su apariencia y la elección de su ocupación del ocio. Allí destinará sus billetes.


Dick Hebdige muestra la manera 
en que el mod fue apropiándose de objetos
 y artículos del mundo de los bienes de consumo,
 y transformando sus significados 
dentro de un nuevo estilo.

Entre discos, scooters, ropa, peluquería, zapatos, anfetaminas y mas detalles, el comportamiento vertiginoso de mods como John Smith frente al consumo parecerá relacionarse con el esplendor de la sociedad de consumo inglesa luego de la posguerra. Sin embargo, a pesar de que las subculturas se insertan dentro del esquema de clases impuesto por la cultura hegemónica, éstas pueden comportarse de modo diferente rompiendo algunos propósitos de la hegemonía cultural.

Es así que especialistas como Dick Hebdige* muestra la manera en que el mod fue apropiándose de objetos y artículos del mundo de los bienes de consumo, y transformando sus significados dentro de un nuevo estilo. Aquello implicaba expropiar o vaciar los significados dados a las cosas por la cultura del consumo dominante, e incorporarlos en modos que expresaran valores subculturales antes que valores dominantes.





En consecuencia, el escúter Vespa que John dejaba reposar junto al cordón de la vereda fue apropiado y convertido en un símbolo icónico mod, las pastillas que apretaba esperanzado en el bolsillo de su parka verde militar, y que eran recetadas para el tratamiento de las neurosis, fueron apropiadas por esta subcultura y usadas como el único puente que los llevaría a apoderarse el cien por cien del tiempo ocioso del que disponían, y las valoraciones negativas de sus capacidades impuestas por la escuela y el trabajo fueron sustituidas por una apreciación positiva de la noche. Por ejemplo, la pereza, la arrogancia y la vanidad logradas por sus actividades y su estética, fueron definidas positivamente por sí mismos en sus tiempo de ocio nocturno mientras que sus controladores diurnos las definían por la negativa.

La resignificación que los mods hicieron del consumo no hace mas que mostrar que a pesar de que las subculturas muchas veces parecen caóticas, en su interior poseen un gran orden interno ligado a un sistema de valor definido por un estilo diferente. Es por esto que el estilo que crearon John y sus amigos constituía una parodia de la sociedad de consumo en la que estaban inmersos. El mod no era el hijo hedonista que Marshall creó, John y sus amigos repartían golpes a la hegemonía invirtiendo y distorsionando la imagen de pulcritud tan preciadas por sus empleadores y padres, para crear un estilo que, mientras era abiertamente cercano al mundo de lo correcto, era incomprensible para ese mismo mundo.






*speed: Uso este término para incluir las blues, las purple hearts, las black bombers, la dexedrina, la bencedrina, la efedrina y la metedrina que eran fácilmente obtenibles por los mods a mediados de los 60.

*Dick Hebdige. Subcultura. El significado del estilo. Paidós. 1979

La Memoria en épocas distraídas

El futuro de la memoria ¿Por qué vuelve el negacionismo sin rechazos escandalosos?¿Qué pasó con la memoria? ¿La posmodernidad recuerda o sol...