domingo, 26 de agosto de 2018

Alexander Trocchi: El primer yonki.

Sobre la imagen heroinómana, partiendo del novelista Alexander Trocchi. 

Por  Mariano Alvarez

A veces quiero declarar con mis propias palabras cómo es que veo detalladamente lo que me rodea... quiero escribir esa descripción, sin filtro del pensamientos, un tipo de escritura espontánea... retratar el momento mismo con el peso de lo cotidiano y del cuerpo penetrado por el tiempo incoloro pero grisaseo por las aburridas repeticiones del día a día. El ejercicio de monopolizar el detalle sin el filtro del condicionamiento definitivamente no es fácil.

Ese tipo de descripción cotidiana de encierro, es el que puede hacer un yonki mientras mantiene pegada su quieta cabeza al azulejo de la pared de un baño. Esto puede verse también en películas como Trainspotting en donde un bebé muerto no es mas que un contenido que describe el ambiente pero que no tiene un significado mas que estético. 


El Yonki es un adicto a las drogas, las mas pesadas, a la heroína en este caso, y no es casualidad que la descripción sea detallista si vemos que el efecto de aislamiento de esa droga no es solamente por parte de la sociedad hacia el heroinómano sino que, como en el ejercicio recíproco que hace un espejo, también es a la inversa. 

Alexander Trocchi, un yonki novelista beat escoses, en su autobiografía novelada bajo el título El libro de Caín (1960) escribía "Bajo los efectos de la heroína, la conciencia no percibe las cosas del modo habitual; solo eres consciente de los contenidos (...)  la percepción se interioriza, los parpados caen, la sangre es consciente de si misma"La vida del yonki se ve solitaria e individualista casi tanto como la de un existencialista sobrio.



Alexander Trocchi

Su amoralidad es la moralidad, y una de las premisas es mirar con dudas a esta sociedad individualista, pues no cree que ella le pertenezca, ni que aporte a su obsesión. El yonki está al margen de la sociedad tanto por la ilegalidad de la droga y su estilo de vida como por sus efectos aislantes, y el alto coste emocional que paga (sin familias ni lazos de confianza) refuerza su rol de solitario nihilista, si es que existen nihilistas no solitarios. 

Retomando mi habilidad fallida, esa que le envidio al Trocchi, la descripción que los sentidos facilitan al inyectarse heroína confirma la evaporación de los problemas y la pesadez de la existencia. Es decir, una vez mapeado por la heroína, el cerebro ya no tiene condicionamientos. Por eso es que Trocchi agrega "Esa es una de las virtudes de la droga: vacía toda cuestión de angustias, las lleva a otra región, una región teórica, indolora, una región lúdica, sorprendente, fértil y amoral. Ya no estas grotescamente implicado en llegar a ser. Simplemente eres". 


La subcultura de la heroína de algún modo refleja la máxima expresión del individualismo del siglo XX. Lo mas importante es la necesidad de consumir heroína que tiene cada individuo, por eso es que se aceptan los robos y traiciones que genera esta necesidad. Las relaciones son sólo de conveniencia, pues nadie espera amabilidad. Sin embargo es conocido que Lyn, la mujer de Trocchi, se prostituía en las esquinas de rojos ladrillos del Lower East Side, un barrio hipster de Nueva York, para financiar la heroína que ambos consumirían.




Lower East Side (New York), años 60



Video del Lower East Side (barrio hipster de NY)

El nihilismo de mitad de siglo XX, producto del fin de la guerra, puso en escena a muchos artistas nihilistas con sus obras. Muchos relataban la historia de un protagonista que a la vez era la historia de un antihéroe con las características propias del hombre de aquel entonces,  seguramente un personaje cínico y carente de fé como es el caso de Rick Blaine en Casablanca, Anoine Roquentin en La Nausea de Jean Paul Sartre y Joe Taylor en El jóven Adán del mismo Alexander Trocchi. 

Todas las subculturas representan el ruido frente al sonido, son la interferencia en una secuencia ordenada, el detalle inesperado en el sistema de tuercas de un reloj, sin embargo, la subcultura yonki, al contrario de otras como los punks que desarrollaron el aspecto estilístico y lograron conquistar los medios de comunicación con su estética, se aislaba a la vez que era marginada y mal vista por los medios de comunicación, y todo lo que represente la "buena moral" (término extraño que nunca había usado) de una cultura hegemónica que ya sabe previamente la forma que espera de la ciudadanía. 

Muchas subculturas fueron integradas a la cultura hegemónica porque se produce una conversión de los signos subculturales en mercancía, y porque los grupos dominantes logran etiquetarla y redefinirla. Pero ante el primer signo subcultural, dice Dick Hebdige, aparecen dos estrategias para afrontar esa amenaza. Por un lado, negando la Otredad domesticándola, y por otro, que "el Otro sea transformado en algo exótico y carente de sentido" reduciéndolo a lo que Barthes se refería como "puro objeto, un espectáculo, un clown". Este es el caso de los Hooligans del fútbol inglés, ubicados en "los límites de la decadencia común". 

No es casualidad entonces que más allá de que en América latina El libro de Caín tuvo buena crítica, en Estados Unidos y Europa fue prohibido debido a la producción cultural* de la prensa, con quien obviamente Trocchi no tendrá el feeling tradicional artista-prensa. Es necesario agregar aquí que todo colapsaría cuando Alexander Trocchi se inyectó en cámara durante un debate televisivo en vivo sobre el abuso de drogas, ya que se encontraba en libertad bajo fianza por estar acusado de suministrar heroína a un menor. Cuando todo indicaba que Trocchi finalmente terminaría tras rejas aunque con la ayuda de amigos como el escritor, novelista y periodista Norman Mailer, pudo huir a Canadá, en donde el poeta Irving Layton le dió refugio en Montreal.

Hoy en día la estética de la vida y la visión del yonki expresada en series, películas y novelas es aceptada a la vista y forman parte de la producción cultural ya devenida en mercancía. El libro de Caín, que juega el papel de una autobiografía de Trocchi, sin duda fue el inicio del proceso de naturalización de esas representaciones en el mainstream del entretenimiento. Como en toda ruptura alguien debió pagar el precio de los platos rotos.


*Concepto que representa las creaciones de la cultura que incluye las provenientes de los medios de comunicación, que principalmente juegan el rol de la reproducción de los valores y significados de la cultura dominante. Se puede ampliar con Raymond Williams en Sociología de la cultura.

- Historia Alternativa del Siglo XX. John Higgs. 2016
- Subcultura. El significado del estilo. Dick Hebdige. 1979
- El nacimiento de una contracultura. Theodore Roszak. 1970 

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