lunes, 30 de septiembre de 2019

Imágenes de caminatas posmodernas: la ciudad solitaria como eterna obra de arte

Por Mariano Alvarez

Volví a caminar de noche.
Pies, luces, sombras, estelas de movimientos pintadas de colores fugaces e indefinidos... Líneas de luces inquietas.

Movimientos que en un fotograma son espectros de lo que el caminante fue hace menos de un segundo.
Estela de alguien que camina como corriendo a algún refugio. Materia prima del cinetismo.
Miles de esos fotogramas veo pasar.

En la ciudad, en las veredas del centro y a esta hora, pienso que sin detenimiento también hay fotografía... La fotografía de una escena moderna y decadente.

De algún modo... por más que nos movamos, vamos quietos... algunxs más o menos contemplativxs, otrxs más o menos distraidxs.
Una foto movida de gente muda que hace ruidos... de gente que no cesa su movimiento pero que no va a algún lugar... Van quietos. Ya lo dije.
Es la foto de todos los días, la cual no necesita ser expuesta en un salón dentro de un museo de arte moderno a la contemplación silenciosa de quien la observa pasivo. Aunque de algún modo es lo estoy haciendo aqui.
Todos somos esa foto. 
Pensantes y distraídos, cansados y ansiosos, propietarios de nuestras tribulaciones. No hay héroes entre quienes transitan el límite entre el trabajo y el hogar en esta ciudad de luces desenfocadas. Siempre movidas.
La ciudad hace de medio tanto para ellos al regresar a casa como para mí al mirar la escena. El hecho no es algo nuevo sino redundante, circular y repetitivo.

Noche y ojos... ojos, pies y noche sin rostros.

La primavera se presentó en sus primeros días algo fría a pesar de las advertencias meteorológicas, lo que me alegra al poder caminar con capucha.

Camino a ritmo porque sigo un beat de música electrónica.

Mis auriculares y yo llegamos anacronicamente a la música de Burial y las lecturas hauntologicas de la cultura posmoderna. Sin embargo (pienso y camino) nada en el arte me transmite la nostalgia que se pintó en Nigthawk de Hopper, casi lo mismo que caminar de noche cerca del Abasto por la calle Corrientes...

Nighthawks. E. Hopper. 1942
Hay un hilo que une la obra con el abasto, ambos son nostálgicos y en ambos la nostalgía mutó en necesidad/consumo.
Tanto en Greenwich Village, allí en donde Hopper se inspiró en un diner ( hoy ya demolido) para esta obra, como el Abasto y su espíritu de trabajo y clase popular reflejada tanto en el tango como en las letras de canciones de Sumo que escribía Luca Prodan, la actual gentrificación va acompañada de ironía.

Saborido y Capussoto lo representan extrapolando el barrio del Abasto descrito por Sumo al Shopping el Abasto descrito por la banda ConSumo a través de la parodia.

Me gusta ese arte... el que no es el panfletario y nunca deja de decir. La ironía es clave.

Un arte verdaderamente político para Kosuth no debe concentrarse en la creación exclusiva de un mensaje, sino que debe implicar al espectador o público en el cuestionamiento de la naturaleza y el proceso del arte mismo.

No creo que alguien dude de la nostalgia de esa pintura... pero por si esa duda existiera le contaría que al verla el inconsciente me envía flashes de recuerdos borrados de la noche de la capital en laborables, momentos de paso por la cadena de pizzería. Refugio de noche para quienes deambulan de día y no encontraron nunca el camino de retorno a casa porque incluso quizás no exista alguna. Toda ciudad resguarda al noctámbulo de alguna manera.

Allí, cesantes, espectrantes (?) y espectantes, por las noches dejan colgar el cuerpo apoyando la cabeza sobre sus brazos dormidos en la mesa, sentados en una silla algo separada de la mesa para dejar la columna casi horizontalmente.

La marginalidad construye refugios en la ciudad. La soledad es una forma de marginalidad y también un modo de construir refugios... el arte crea el espacio en el que recordamos que todos hemos sidos marginados.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Imágenes de caminatas posmodernas: rincones urbanos para pintar.

Algunos lugares son para pintar. Acá en Argentina "pintar" también se usa de un modo informal para referirse a la "aparición" de algo, como por ejemplo "pintó salir", "pintó la policía", "pintó ir a tal lugar" y así. Lo cierto es que el sentido con el que hablo no es ese sino el hecho de crear, y más puntualmente de hacer arte.

Hoy caminé (no mucho pero retome la única actividad física que estoy ejerciendo interrumpidamente) y caí en que si hay lugares que son para pintar, la mayoría de ellos se ven en el espacio público. Las calles son las galerías de autores mas anónimos y autónomos. Habilidosos en el acto de grafitear(t) y concretar la obra. Se puede concebir el graffiti sin pensar en la ciudad? Definitivamente no. Lo mismo a la inversa. Sería distópico pensar que se agravara las reacciones legales frente a este arte.

La transgresión es la norma (más deseosa de anomia) grafitera, y el resultado es la liberación provocada por la naturalización de algo que es ilegal.

Hay tantas prácticas ilegales que podrían mejorar el mundo.




Caminar con la intención de profundizar en el aura urbana de las calles, sumergirme en los aromas de las veredas y los matices de colores que devuelve una caminata mañanera de viernes, es realmente una actividad estética pero aún más cuando se anda con la intención de entender la lógica que presenta la vida en la ciudad en sus paredes y rincones.

En la calle todos los lugares son para pintar. Porque lo restringido ya fue violado y entonces la imaginación es plena, fugaz y agresiva. Plena porque pasado el límite de la norma la imaginación es ilimitada, y fugaz y agresiva por el condicionamiento del tiempo de ilegalidad en el momento en que se crea.

Paredes, veredas, carteles, cortinas, postes, buzones, casillas de gas, del luz, cordones, baldosas son reservorio de pintura sintética de infinidad de colores y texturas. 

Existe un punto positivo logrado desde la práctica. Son cada vez más los paredones pintados con permiso de sus dueños... En donde la expresión esta limitada al gusto medio del público que transita por allí, y en donde la planificación en sketches (borradores), hace que ya no sea ni la fugacidad ni la agresividad lo que las caracteriza, sino la vivacidad de los colores elegidos detenidamente. Este pareciera un punto positivo a media. No deberíamos dejar pasar el hecho de que el arte bajo el ara de la gentrificación ha causado una idea del arte callejero como un arte pintoresco de espacios mas bien elitistas.

No reniego de ellos solo que la historicidad y la nostalgia de las calles, quienes viven sus vidas muertas en detenimiento a pesar del constante movimiento en ella, parecen tener la intención de hablarnos. Y yo la intención de escucharlas. Las calles hablaron a través del graffiti en 1968 en Francia. Las calles hablaron en 2001 en Buenos Aires. En Berlín, sobre el muro y sobre el monumento del soldado soviético que en 2015 la resignificación que le dió el pueblo es de soldado violador debido a las Miles de violaciones que algunos soldados soviéticos llevaron a cabo al tomar Berlín. La guerra lleva consigo, y de forma dolorosa, el vigor sexual traducido en potencia de quienes ganan e impotencia de los que pierden.



Este pensamiento me despistó del recorrido aleatorio de la caminata para visitar al monumento de Domingo Faustino Sarmiento que está en la plaza principal de esta ciudad que antes formaba parte del distrito que lleva su nombre.

La obra de Giorgio de Chirico representa la nostalgia en el arte contemporáneo. Allí las plazas solo están ocupadas por monumentos solitarios y meditabundos, y por las sombras que de ellos crecen oscurecida.

Ya no camino, me paré frente al monumento a fotografiarlo. La plaza no tiene sombras porque el día está nublado, y aunque hay gente, nadie mira al monumento. La situación es la misma que si fuera un cuadro de Giorgio de Chirico a pesar de que la situación sea perfectamente contraria. Sin sombras y con gente ciegas al monumento la nostalgia está allí, espectral.

Imagino el abrir de parpadeos en loop, tipo gif, con la sombra del monumento creciendo veloz en simultáneo con el movimiento del sol y sin la presencia de algún transeúnte.



La Memoria en épocas distraídas

El futuro de la memoria ¿Por qué vuelve el negacionismo sin rechazos escandalosos?¿Qué pasó con la memoria? ¿La posmodernidad recuerda o sol...