sábado, 7 de septiembre de 2019

Imágenes de caminatas posmodernas: rincones urbanos para pintar.

Algunos lugares son para pintar. Acá en Argentina "pintar" también se usa de un modo informal para referirse a la "aparición" de algo, como por ejemplo "pintó salir", "pintó la policía", "pintó ir a tal lugar" y así. Lo cierto es que el sentido con el que hablo no es ese sino el hecho de crear, y más puntualmente de hacer arte.

Hoy caminé (no mucho pero retome la única actividad física que estoy ejerciendo interrumpidamente) y caí en que si hay lugares que son para pintar, la mayoría de ellos se ven en el espacio público. Las calles son las galerías de autores mas anónimos y autónomos. Habilidosos en el acto de grafitear(t) y concretar la obra. Se puede concebir el graffiti sin pensar en la ciudad? Definitivamente no. Lo mismo a la inversa. Sería distópico pensar que se agravara las reacciones legales frente a este arte.

La transgresión es la norma (más deseosa de anomia) grafitera, y el resultado es la liberación provocada por la naturalización de algo que es ilegal.

Hay tantas prácticas ilegales que podrían mejorar el mundo.




Caminar con la intención de profundizar en el aura urbana de las calles, sumergirme en los aromas de las veredas y los matices de colores que devuelve una caminata mañanera de viernes, es realmente una actividad estética pero aún más cuando se anda con la intención de entender la lógica que presenta la vida en la ciudad en sus paredes y rincones.

En la calle todos los lugares son para pintar. Porque lo restringido ya fue violado y entonces la imaginación es plena, fugaz y agresiva. Plena porque pasado el límite de la norma la imaginación es ilimitada, y fugaz y agresiva por el condicionamiento del tiempo de ilegalidad en el momento en que se crea.

Paredes, veredas, carteles, cortinas, postes, buzones, casillas de gas, del luz, cordones, baldosas son reservorio de pintura sintética de infinidad de colores y texturas. 

Existe un punto positivo logrado desde la práctica. Son cada vez más los paredones pintados con permiso de sus dueños... En donde la expresión esta limitada al gusto medio del público que transita por allí, y en donde la planificación en sketches (borradores), hace que ya no sea ni la fugacidad ni la agresividad lo que las caracteriza, sino la vivacidad de los colores elegidos detenidamente. Este pareciera un punto positivo a media. No deberíamos dejar pasar el hecho de que el arte bajo el ara de la gentrificación ha causado una idea del arte callejero como un arte pintoresco de espacios mas bien elitistas.

No reniego de ellos solo que la historicidad y la nostalgia de las calles, quienes viven sus vidas muertas en detenimiento a pesar del constante movimiento en ella, parecen tener la intención de hablarnos. Y yo la intención de escucharlas. Las calles hablaron a través del graffiti en 1968 en Francia. Las calles hablaron en 2001 en Buenos Aires. En Berlín, sobre el muro y sobre el monumento del soldado soviético que en 2015 la resignificación que le dió el pueblo es de soldado violador debido a las Miles de violaciones que algunos soldados soviéticos llevaron a cabo al tomar Berlín. La guerra lleva consigo, y de forma dolorosa, el vigor sexual traducido en potencia de quienes ganan e impotencia de los que pierden.



Este pensamiento me despistó del recorrido aleatorio de la caminata para visitar al monumento de Domingo Faustino Sarmiento que está en la plaza principal de esta ciudad que antes formaba parte del distrito que lleva su nombre.

La obra de Giorgio de Chirico representa la nostalgia en el arte contemporáneo. Allí las plazas solo están ocupadas por monumentos solitarios y meditabundos, y por las sombras que de ellos crecen oscurecida.

Ya no camino, me paré frente al monumento a fotografiarlo. La plaza no tiene sombras porque el día está nublado, y aunque hay gente, nadie mira al monumento. La situación es la misma que si fuera un cuadro de Giorgio de Chirico a pesar de que la situación sea perfectamente contraria. Sin sombras y con gente ciegas al monumento la nostalgia está allí, espectral.

Imagino el abrir de parpadeos en loop, tipo gif, con la sombra del monumento creciendo veloz en simultáneo con el movimiento del sol y sin la presencia de algún transeúnte.



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