domingo, 16 de septiembre de 2018

La identidad LGBTIQ: mito o historia de lucha.

Agregando historia sobre la efeméride de la rebelión de Stonewall inn de Nueva York en 1969.


Por Mariano Alvarez

Las tardes libres tomando un café pegado al río en Villa Lañata pueden disparar situaciones impensadas, no porque sean tres o cuatro cuadras pintorescas, ni por su aspecto pueblerino como por los comercios improvisados, o una sociedad de fomento que funciona como restaurante y que además de depositar sus mesas y sillas en su vereda lo hace también en la vereda de enfrente, ni mucho menos por los cartelitos hechos a mano que anuncian la venta de agua caliente... las charlas que en esos lugares son sorpresivas.  

Una de mis hijas me preguntó si sabía en que lugar podía conseguir una pulsera del LGBTIQ, a lo que respondí que no, y agregue si sabía de que se trataba. La respuesta de ella fue un sí tan rotundo que comprendí la manera en que las nuevas generaciones se desatan de los tradicionales tabúes.


Entre el muelle del pueblo pegado a un brazo del delta, la caminata al auto y buena parte del retorno dentro del auto definimos la libertad y la normalidad... hablamos del futuro y de utopías. Como si aislarse mentalmente del presente fuera el antídoto para comprender que hay soluciones en la proximidad.

En la humanidad de los menos salpicados por la tradición no se depositan tabúes ni utopías, solo pensamientos inmediatos y preguntas tan básicas como filosóficas. Lo que para algunos "racionales" es un tabú para otros es una causa. Lo que para otros "racionales" es una distopía, es utopía en el pensamiento opuesto.





En cuanto a la homosexualidad y sus oponente, el problema se puede ver en números cuando pensamos que todavía hay 78 países que condenan a prisión o castigo físico de algún tipo a las personas por su orientación sexual. En siete de ellos el castigo es la muerte: Mauritania, Sudán, Arabia Saudí, Yemen, Irán y algunas regiones de Nigeria y Somalía. Como noticia para estos números es que hace días la India despenalizó la homosexualidad.


Un ejemplo lo da Frédéric Martel, un periodista y sociólogo francés, que en una entrevista para huffingtonpost sobre su libro Global Gay explicaba "Si pudiéramos viajar por 45 países de distintas culturas para preguntarle a los gays cómo viven, el caso iraní sería uno de los que más nos sorprendería: el ex presidente dijo en Nueva York en 2007 -dos años después de las imágenes de dos jóvenes ahorcados por delito de "crimen sexual" en una plaza pública- que "en Irán no hay homosexuales" (el término utilizado fue "maricón"). Nada fácil sería ser homosexual es un país donde parece que ni siquiera existes.

Sin embargo muchos elementos forman parte del entendimiento de los "triunfos" de la comunidad homosexual. En el voluminoso libro de Dan Healey Homosexualidad y Revolución, su traductor al español, Mario Iribarren, abre el libro planteando, entre otras cosas por demás interesantes, la cuestión de la actual visibilización y normalización de la homosexualidad, y poniendo como punto de partida que el legado mas duradero del movimiento gay de los años 70 fue el mandato de "salir del armario", y como consecuencia en las décadas del 80, 90 e inicio del siglo XXI, la homosexualidad se hizo visible y mas aceptada, llegando a los logros también en las regulaciones jurídicas, ampliando derechos y reconocimientos.

Sin embargo esas relaciones entre lo hegemónico y quienes quieren romper ese cascarón para hacerse visibles siempre se encuentran en peligro de la asimilación*, ese proceso en el que lo contracultural pierde contenido para convertirse en producto. Iribarren plantea esto respecto a la intervención de algunas empresas a partir de la década del noventa llevando a cabo el entretenimiento gay, desvirtuando incluso la icónica marcha por el orgullo gay nacida en 1970 con motivos del aniversario de la rebelión de Stonwall en el Greenwich Village de Nueya York.

En cada grupo, subcultura, comunidad o conglomerado que comparte experiencias, existe un punto de inicio histórico que muchas veces es natural y otras artificial. En el caso de grupos que pelean por ampliar sus derechos, la mayoría inicia su relato desde algún punto de ruptura, un conflicto, una rebelión, un asesinato, etc. En fin, la existencia del grupo se explica a partir de la experiencia en común compartida por sus integrantes, la cuál será relatada generación tras generación transformándose en un mito* que tiene la intención y un mensaje puntual.





Si afinamos nuestra vista y vemos lejos hacia atrás, casi como un flashback, para buscar el momento en que se inició el quiebre del viejo tabú según el cual existe un sexo oficial y uno no oficial, encontramos muchos, por eso es que lejos estamos acá de definir un inicio mítico del LGBTIQ, sino mas bien hablar sobre esos momentos en que se dan luchas y rupturas frente a la cultura hegemónica.

Lo ocurrido en Stonewall fue uno de ellos. Frente a las insistentes redadas policiales y persecución homofóbica se llevaron a cabo una serie de manifestaciones espontáneas y violentas iniciadas en la madrugada del 28 de junio de 1969, en el pub conocido como Stonewall inn, ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village.

El Stonewall Inn, en aquella época, tenía una gran variedad de clientes, pero era conocido por ser un refugio de las personas más marginadas de la comunidad gay y hasta jóvenes sin techo. Las redadas policiales en estos recintos eran rutinarias durante la década de los 60. 
La tensión entre la policía de Nueva York y la comunidad homosexual de Greenwich Village produjo protestas sucesivas durante varias noches y, en cuestión de semanas, se organizaron grupos de activistas con el fin de concentrar esfuerzos en aras de que gays y lesbianas pudieran manifestar abiertamente su orientación sexual sin miedo a ser arrestados. A los pocos meses se habían creado dos organizaciones de activistas en Nueva York, con objeto de realizar protestas, como  también se fundaron tres periódicos como medio de promoción de sus derechos. En pocos años se fundaron organizaciones de derechos de homosexuales a lo largo de todo Estados Unidos y el mundo. 

El 28 de junio e 1970 tuvieron lugar las primeras marchas del orgullo gay en las ciudades de Nueva York y Los Ángeles, las cuales conmemoraron el aniversario de los disturbios. Con el tiempo, otras ciudades fueron organizando marchas similares. Hoy en día se celebran manifestaciones del orgullo gay anualmente por todo el mundo hacia finales de junio, para recordar los disturbios de Stonewall.

Ahora bien, si existe un motivo por el cual pensamos que el inicio de estos movimientos o reivindicaciones fue en la década del sesenta no es solo porque es la era de la contracultura sino que tambien juega la sensación de vacío que provocó la victoria del nazismo y el estalinismo sobre las libertades, como si antes de la rebelión de Stonewall nada hubiera ocurrido. Sin embargo en Homosexualidad y Revolución, un libro que indaga en la historia de la homosexualidad en la Rusia zarista y la Unión Soviética, se puede ver un lucha que se inicia muchos años antes, en la que el socialismo y la izquierda europea jugó un papel destacado. 




El sistema judicial zarista del siglo XIX no implementó una vigilancia sistemática y sostenida sobre la práctica sexual entre personas del mismo sexo como sí lo hacían en Francia, Inglaterra y Alemania por ejemplo, a pesar de que existió un estatuto que lo prohibió en 1835. Sin embargo, el libro se señala como "un avance sin precedentes" el hecho de que en 1922 (a cinco años de iniciado el proceso revolucionario) se haya despenalizado la homosexualidad mientras todos los países democráticos y "civilizados" la penalizaban. A pesar de ésto, el giro conservador del régimen que se inicia en la década del 30 con Stalin se tradujo en lo que para Healey es la "heterosexualidad soviética obligatoria" ya que el código de 1934 considerará a la homosexualidad como delito.

Hace unos meses atrás pregunté en un aula repleta de adolescentes que era una revolución y no supieron explicarla, sin embargo pudieron ejemplificarla con la revolución de mayo. La capacidad mas valorada de la efeméride es que construye una imagen simple de comprender pero que en su simplicidad resta contenido. Reificación y obnubilación son palabras que acompañan.

La necesaria mitología para la identificación no peca de eficaz* sino de achicarse frente a la larga historia de luchas y libertades logradas en favor de la homosexualidad. Mas que un hecho como mito del movimiento, aquí tomó fuerza la identidad naciente de la opresión histórica hacia las minorías originada en la experiencia del día a día y la lucha contracultural de quienes la sufrieron.



Bibliografía mencionada:

Dan Healey. Homosexualidad y Revolución. Final Abierto editorial. 1ra edición en español 2018. 


Frédéric Martel. Global Gay. Taurus. 2010


* Concepto de Thomas Frank para demostrar la manera en que el mercado capitalista vacía de contenido ideológico a las contraculturas para tranformarlos en productos cool.

* Concepto de Mito según Barthes. En términos generales, un mito se refiere a un relato de hechos maravillosos cuyos protagonistas son personajes sobrenaturales (dioses, monstruo o héroes). Para Roland Barthes cuando se habla de mitos, no se refiere a las historias relacionadas con religiones. El mito es un habla, es decir, es un sistema de comunicación, un mensaje, sujeto a unas condiciones lingüísticas que lo caracterizan. Según esto, cualquier objeto, concepto o idea es susceptible de convertirse en mito. Hay que decir que los mitos no son naturales, sino que los crea el ser humano, la historia, y siempre con una intención concreta, para transmitir un determinado mensaje.


* Las prácticas relacionadas con efemérides han sido efectivas para llevar a cabo una identidad nacional a treves de instituciones como la escuela y el ejército.

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